Descendiendo al inframundo
Ya son 12 los años que venimos disfrutando de la compañía de Lara. La mítica heroína de videojuego que tanto ha dado que hablar, no solo en el universo de los videojuegos, sino mas allá, en prensa no especializada. El innegable atractivo de sus atributos físicos, así como su gran carisma, la ha convertido en una digna candidata a ganarse nuestra confianza con cada entrega aparecida. Sin embargo, pese a la elevada calidad de sus primeras aventuras, tubo con “El ángel de la oscuridad”, un importante altibajo en la saga. Afortunadamente, desde que Crystal Dynamics se hizo cargo del desarrollo, ha sido capaz de recuperar el esplendor original de las aventuras de Lara y nos ha traído Legend, Anniversary (remake de la primera juego) y ahora Underworld.
Este ultimo titulo supone el octavo (noveno título si contamos el remake) dentro de la estirada historia de la que inicialmente solo estaba previsto hasta Tomb Raider III en el año 1998. Tras diversas tramas supuestamente resueltas, llego la muerte de Lara y su posterior resurrección. La importancia ahora recae en el intento por recuperar a la progenitora de nuestra heroína, supuestamente atrapada en Avalon y que ya nos introdujeron en Legend. Afortunadamente el menú principal cuenta con la opción de visualizar una cinemática que resume los acontecimientos ocurridos en Legend y que tienen vital importancia para comprender la nueva historia.
Para rescatar a su madre, tendremos que zambullirnos en la mitología de Thor, su martillo destructor de dioses y del resto de artilugios que pertenecieron a señor del trueno. Lo más curioso es que se han conseguido fundir diferentes civilizaciones arcaicas de regiones y culturas tan variopintas como el Mediterráneo, Tailandia, la Maya y el Ártico, con la mitología celta como nexo de unión entre toda la trama, y de una modo muy satisfactorio, cabe añadir.
Los emplazamientos nos llevaran, por tano, a lo largo y ancho del mundo, recorriendo enormes escenarios que nos obligaran a exprimir bien nuestras neuronas en busca de la mejor manera de alcanzar ese risco, apertura o portal por el cual continuar avanzando. Todo se nos mostrara con un magistral detalle y enorme extensión, viéndose nuestros primeros pasos inundados de posibilidades y, a medida que exploremos, ira simplificándose la exploración a un número más limitado de rutas. De hecho, es este punto el más importante del juego y el que provocara que pasemos horas delante del televisor buscando el risco, la columna o pared a la que agarrarnos. Sin embargo el nivel de dificultad es muy ajustado y no llegara a desesperarnos, además de contar con la posibilidad de “resucitar” sobre la última plataforma segura tantas veces como terminemos con los huesos quebrados por una fuerte caída o devorados por un animal salvaje.
Y es que no solo nos veremos amenazados por las condiciones del mapeado, sino que también tendremos que lidiar con un variado elenco de seres naturales como tigres, murciélagos, arañas de todos los tamaños, entre otros, así como otras criaturas procedentes del inframundo.
El atractivo diseño de niveles y los complejos mecanismo que encontraremos en ellos, nos obligaran a dedicar mucho tiempo para resolver los puzzles que nos plantean, teniendo que combinar habilidad y lógica por partes iguales. Crystal Dynamics ha hecho un buen trabajo a la hora de nivelar la dificultad de estas pruebas, dotándolas de una elevada dificultad, pero sin llegar a frustrarnos como ocurría en anteriores juegos. La sensación que nos ha dejado es muy similar a la que obtuvimos en el primer Tomb Raider, alegrándonos tras cada resolución y sin perder el dinamismo de la continua exploración.
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