En un género tan trillado como es el de las plataformas, Remimory nos trae Color Symphony 2 en el que consiguen dar un aire diferente con la implementación de algo tan simple como colores, dando así un giro a la jugabilidad del título en general.
Vuelta a casa
El juego da comienzo con la siguiente frase: “Un hombre regresa a su mundo para reclamar todo lo que ha perdido sin saber que todo ha cambiado desde que se marchó...” Esta frase da pie al argumento del juego, del cual iremos conociendo más a lo largo de cada nivel, en los cuales seguirán apareciendo frases cortas para contarnos la historia del personaje poco a poco. El personaje, un hombre vestido de negro con sombrero, deberá avanzar a lo largo de una serie de niveles en los que deberá utilizar los colores rojo, amarillo y azul para resolver los desafíos de cada pantalla, además de sus habilidades magistrales de salto de plataformas.
El intercambio entre los colores mencionados provoco que aparezcan en pantalla cosas que antes no estaban, me explico, si al empezar el nivel el fondo es amarillo por completo y cambiamos a rojo, pueden aparecer plataformas amarillas sobre este fondo rojo, que al ser del mismo color que el fondo anterior no era posible verlas. Este constante cambio entre colores que tendremos que realizar para poder cruzar los niveles y la mezcla con las plataformas otorgan al juego una jugabilidad adictiva, a la par que difícil.
Equilibrio audiovisual
A priori, el apartado técnico del título puede parecer bastante simple, pero muy lejos de ser así, ya que solo para el diseño de los niveles han debido de tener en cuenta las variaciones entre los diferentes colores para generar los más de cien niveles que componen el juego, generando así una serie de sutiles combinaciones cromáticas. Por otro lado, el apartado sonoro es coherente y pegadizo, pero como nos quedemos atascados en el mismo nivel por mucho tiempo se nos pueden terminar haciendo algo monótonas.
Gran combinación
Ya de por si los juegos de plataformas son desafiantes y si encimas le añadimos tener que permutar entre los colores para hacer aparecer lo que necesitemos en el momento preciso, la dificultad aumenta considerablemente. Por lo menos el tiempo entre reapariciones es prácticamente nulo, ya que aparecemos prácticamente al instante tras fallar el puzle, lo que ayuda a la consecución de intentos en los diferentes niveles.