Los objetivos de las misiones son muy concretos, ir a X sitio, conseguir X objeto... para ello tendremos que superar en alguna que otra ocasión algún puzle, estos habitualmente nos van a obligar a tener que usar a los dos personajes disponibles. Un ejemplo lo tenemos en el primero que nos vamos a encontrar y cuyo mecanismo sirve para los anteriores, dos enormes orbes que tendremos que activar de diferente manera. Mientras uno de ellos lo activaremos con la espada, el otro al contrario no responderá a los ataques de esta, tenemos que cambiar de personaje y activarlo con la magia del mismo, como decimos esto nos da una idea de cómo irá el resto de estos interruptores ya sea por estar al otro lado de un precipicio o simplemente por no reaccionar a dicho tipo de ataque.
Si hay algo claro que puede sacar de quicio, y por ende aumentar el número de horas que el jugador va a jugar a este juego, es la vida. Ambos personajes comparten la misma cantidad de vida y una vez que hemos llegado a 0... solamente podremos cargar algún punto de guardado el cual haremos siempre al finalizar cada una de las misiones o bien al interactuar con alguno de los cristales flotantes. La verdad echo en falta un poco más de posibilidad de recuperar algo de vida que el propio azar dentro de las mazmorras o en su defecto liarse a cortar hierba en el exterior con la esperanza de poder recuperarla, dependiendo de que enemigo nos ataque nos puede quitar una buena cantidad de vida sin que lleguemos a poder reacción y obligándonos a tirar hacia atrás en cualquier momento.