Tercera vez
que el juego sale a la venta (después de salir en Wii se versionó para
3DS) y sigue siendo el mejor de la saga. Está feo decirlo después de
dedicarle más de 100 horas a su secuela directa en Switch, pero creo que
la magia del original es algo que perdura. El contenido original no es
excesivo, pero sí suficiente como para que nos quitemos la espinita de
todo lo que en su día se quedó en el tintero. Viajar por Bionis y
Mechonis sigue siendo una experiencia inigualable.
5.- Two Point Hospital
Éste
me ha costado más. En un año donde las 3 grandes novedades copan el Top
3 y con Xenoblade en el cuarto puesto en representación de todos los
grandes (grandísimos) ports que han llegado a la consola ¿quién podría
recibir la mención de honor en el top 5 de Switch? Pues tras meditarlo
mucho, he decidido dárselo a Two Point Hospital. Hacía mucho que no
jugaba a un juego de estrategia y gestión y éste me ha colmado con
creces. No sólo por sus propios méritos, sino porque consigue tocar la
fibra con los recuerdos tan gratos del Theme Hospital sin hacerlos volar
en pedazos. Una lástima la falta de doblaje al castellano, pero bueno.
Es lo que tiene la privatización de la sanidad.
Muchos y muy
variados títulos llegaron este año a Switch, todos ellos muy esperados
por algunos usuarios, aunque ports. A muchos no les dirán nada, pues
hace años que ya se los han pasado en consolas de hace una (o incluso
dos) generaciones. No todos con el mismo acierto, claro está. La saga
Borderlands y Bioshock han tenido buena acogida, aunque el esperadísimo
The Wonderful 101 ha sido una oportunidad perdida en muchos aspectos.
Mucho mejor parado ha salido el port de Pikmin 3, que si bien en Wii U
tenía un control excelente gracias a la pantalla del mando, el manejo
con el puntero de los Joycon sigue siendo la mejor forma de jugarlo.
Ha
logrado colarse también Commandos 2 en su versión HD, aunque la secuela
de Ori y Hades han sido los reyes del mundo indie y pocos grandes
títulos de grandes compañías han conseguido hacerles sombra. Y sí, otro
año sin un Banjo; ni nuevo, ni remake. Ya he perdido la cuenta. Y la
esperanza.